Muchas veces nos llegan preguntas de cuál es la mejor manera para obtener un olivo. Plantando un hueso? Plantando un esqueje? …
Hoy os lo contamos.

Desde hace muchos años, que el cultivo del olivo se ha ido extendiendo por todas partes y lo ha hecho de diferentes maneras.

Antiguamente, se dice, que los olivos los plantaban los abuelos para que los nietos pudieran cosechar los frutos, ya que tardaban muchos años en producir. Esto ocurría porque se utilizaba un sistema de reproducción vegetal muy bueno, pero muy lento. Con un hacha sacaban un trozo de madera de la cepa que tuviera un vástago vivo, que posteriormente plantaban. Este era un buen sistema, por la fortaleza que tendría la planta frente a las enfermedades, inclemencias del tiempo, etc., pero tardaba años en entrar en producción, por eso en la actualidad casi ya no se utiliza.

Plantando un hueso de aceituna, estaríamos en las mismas circunstancias, ya que el olivo que nos saldrá no será nunca de la misma variedad que el hueso y entonces deberíamos injertar para conseguir la variedad deseada, lo que también nos llevaría mucho tiempo y quizás muchas actuaciones fracasadas.

Algunas zonas, donde las variedades lo permiten, hacen hoyos en el suelo y entierran troncos cortados a unos 40 cm donde arraigan y rebrotan, consiguiendo tener repique árboles productivos.

Actualmente, el sistema más utilizado, es conseguir reproducir planta en vivero, cogiendo material vegetal (rama joven) donde se van sacando esquejes que se plantan con torretas y con la ayuda de temperaturas constantes y unas humedades relativas óptimas, conseguimos una planta perfecta que entra rápidamente en producción facilitando mucho el trabajo del agricultor.

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